Cuando los bancos persiguen el beneficio a toda costa, muestran la peor cara del dinero: desahucios, paraísos fiscales, exportación de armas, catástrofes ecológicas, expolios y el largo etcétera de una economía cuyos resultados solo se valoran con el peso del oro. Sin embargo, la actividad financiera puede mejorar las vidas del planeta y medirse en términos de bienestar. La banca ética, los seguros responsables y las inversiones sociales impulsan proyectos medioambientales, culturales, educativos y comunitarios que dan valor añadido a nuestros ahorros y garantizan las alternativas
- DE LA GENTE: porque se construyen con el esfuerzo y los recursos de quienes participan.
- PARA LA GENTE: porque ofrecen su apoyo a personas e iniciativas responsables e implicadas con su entorno.
- CON LA GENTE: porque reivindican las posibilidades transformadoras de la solidaridad, la cooperación y la confianza.